Martes 19
Milanesas con
ensalada de lechuga/Gelatina
Tarta de cebolla
con ensalada de remolacha y huevo/Flan
Felisa
está. Necesito repetirlo a cada rato para gozar al máximo de mi libertad
recuperada, doblemente valorada por haberla perdido.
Desarrollo
de las actividades habituales con los chicos (vestimenta, comida, baño,
transporte) de muy buen ánimo. Ellos deben haberse contagiado porque se
portaron bien. Paula está muy pegote con Felisa y, lo que en otro momento
hubiera despertado mis más feroces celos, en este me alegra, porque libera mi
conciencia de elegir, aunque sea por momentos, la soledad a la compañía de mi
gurrumina.
Federico,
a boca de jarro, me comentó que Santiago (los padres son evangelistas) siempre
hablaba de Dios. Ahí comenzó una embarazosa conversación sobre las religiones,
el origen del mundo, la muerte. Como lo vi muy preocupado con el tema, le dije
que él podía creer en Dios, que yo cuando era chiquita creía. Después de
meditar un rato me comunicó: Mejor ahora
no creo, mami, así cuando sea grande puedo creer. Con sus poquitos años pudo percibir que los creyentes
la pasan mejor. ¿Cómo se hará para volver a creer?
Hoy
hubo una fiesta en la escuela de María. Me imaginé que iba a intervenir por
ciertas misteriosas conversaciones con Alejandra, pero la mocosa guardó
fielmente el secreto. Habían preparado una canción y María y Ale resultaron ser
las solistas. No podía creer lo que veían mis ojos. Esa era mi María, cantando
sola frente a la escuela completa. Sentí que reventaba. De orgullo, de emoción.
Luis, menos mal, siempre con su pañuelo salvador. Lamenté muchísimo no haberle
avisado a mamá. Hubiera disfrutado tanto como nosotros.
Después
del almuerzo (me jugué y preparé milanesas) subí al escritorio. Y cuando vi a
Felisa colgando la ropa, recuperé la escena de ayer. Las palabras de María. ¡Me
había olvidado! Notables los procesos de la mente porque recordarlas me
provocaron la misma conmoción de ayer. ¿Cómo puede ser que mi hija haya sentido
que no la aguantaba?, ¿cómo puede ser que ella sea la que esté atenta a mis
estados de ánimo y no al revés?, ¡pobrecita
mi mamá! Algo está funcionando mal. Muy mal.
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